El presidente Juan Manuel Santos,
pone en vilo al país con relación a la
continuación de los diálogos de paz que con gran expectativa se iniciaron en
Oslo (Noruega) y se continuaron en la Habana (Cuba).El gobierno acondiciona los
diálogos, bajo la premisa de: Continuarlo, suspenderlo o romperlos, como si
fuera un simple juego donde el supone tiene el sartén por el mango. La decisión
de que este país se merece una mejor suerte que la guerra interminable que
vive, no tiene porque ser consultada con ciertos “personajes” del congreso de
la república o con la elite de la política Colombiana, o con los grandes
politólogos o pensadores del país. La
cuota de sangre, que deja el conflicto armado la aporta el pueblo colombiano.
Los recursos económicos para continuar la intensificación del conflicto armado
es provenientes de los impuestos que
pagan los colombianos y los grandes beneficiados son los que ven la guerra como un gran negocio. El conflicto armado en
el país representa entre el 5% y el 6% del producto interno bruto (PIB),
en este 2013 el presupuesto para la
guerra oscilo en unos 14, 426,65 millones de dólares. Colombia se
constituye en unos de los países latinoamericanos que más dinero asigna al
gasto militar, sostener la parafernalia de la guerra es costoso. Nuestro país,
aun no logra disminuir la pobreza y la desigualdad, según estudios de la U.N,
existen en Colombia 14,8 millones de personas en el umbral de la pobreza y 4,7
millones en la indigencia. ¿Vale la pena continuar la guerra, por una reelección?
El presidente Santos, le anuncia
al país una nueva escalada de la guerra con
el sugestivo nombre de “Espada de
Honor 2”. Se pretende aniquilar
“objetivos de alto valor”: Carlos Lozada, Romaña, Fabián Ramírez y
Joaquín Gómez. Se pretende peinar al país con esta estrategia de guerra que se
extenderá por siete departamentos que serán militarizados, bombardeados y
ametrallados de día y de noche. El Guaviare, Vaupés, Cundinamarca, Meta,
Amazonas, Putumayo y Caquetá, serán asediados por la guerra. La pregunta es
¿Cuándo las Farc salgan incólume de esta nueva ofensiva, que le dirá el gobierno Santos al pueblo
colombiano? Necesito cuatro años más para acabar con la Farc…
Han caído en combate Raúl Reyes
(2008), Mono Jojoy (2010) Alfonso Cano (2011), el “Negro Acacio, Martin Caballero y otros importantes
combatientes y sin embargo nadie puede decir que las Farc llegaron
diezmadas políticamente o militarmente a
los inicios de los diálogos de paz en
Oslo capital de Noruega. Entonces, el problema no es arrasar militarmente con
las Farc porque ha sobrevivido en diferentes
épocas y circunstancias a permanentes asedios militares, que no han sido
pocos desde el plan laso hasta la “Espada de Honor”. Esta última, como cualquier película norteamericana, tiene
segundas partes solo que las segundas partes
suelen ser muy malas y repetitivas con relación a la primera, los
directores de cine siempre terminan lamentándose de las grandes pérdidas
económicas y de tiempo. A Santos le va a pasar igual con esta “Espada de Honor-2”.No tendrá excusas
de ninguna clase, toda vez que contara con la creación de un nuevo comando conjunto, que contara con
más de 50000 hombres, batallones de fuerzas especiales, entrenamientos
especiales y se le incluye un reforzamiento con 15 mil nuevos policías en
labores consideradas sensibles y estratégicas. No está demás decir, que
Colombia cuenta hoy con cerca de 7 bases militares reconocidas públicamente
(Palanquero, apiay, malambo, tolemaida, pacifico, Cartagena), además de los
drones. Tendrán que mascullar en silencio su derrota.
En la página Webinfomil.com,
donde se hace referencia al plan de inversiones 2013 de la Fuerza Aérea
Colombiana, se espefica que las inversiones para el año en mención, sería de
unos 670.928 millones de pesos (poco mas de 372 millones de USD), dinero que
estaría destinado a proyectos de gran importancia, que permitiría “fortalecer
la capacidad de ofensiva contra los grupos narco-terroristas e incrementar la
capacidad de transporte táctico y estratégico…”
Esta locura de
cambiar el poder de las palabras por la sangre que dejan las balas, es
una demostración palpable del temor del gobierno Santos de que los
diálogos conduzcan a una paz duradera y
con justicia social. Temen, que estos diálogos terminen por arrojar la posibilidad
de que los colombianos optemos por un
gobierno que nos brinde la mayor suma de felicidad posible. Prefieren mil veces
una Colombia devastada por la guerra, pero jamás pondrán en riesgos sus
privilegios. Quieren una paz, resultado del aniquilamiento del otro para seguir
usufructuando de las riquezas del país y de la brutal explotación laboral
existente en Colombia, donde ya se advierte por parte del gobierno que el
salario mínimo en el 2014, no superara el 4%. Desean una Patria, donde el
sector financiero siga obteniendo
exorbitantes ganancias, como las obtenidas en el año 2012, que
estuvieron por el orden de los 39.70 billones de pesos. Seguirán pugnando por
un país donde al presidente se le permite “donar” a sus congresistas 8 billones
de pesos más en su salario para que le aprueben una nociva reforma a la salud,
una nación donde las transnacionales violan la soberanía y acaban con el medio
ambiente y de paso obtienen ganancias por más de US$ 10.220millones(2011). Un
estado que intenta descargar sobre el pueblo colombiano la crisis del
agro-colombiano perpetuando el injusto 4xmil.Este gobierno pérfido, le importa
muy poco, que la universidades públicas estén colapsando producto del
desfinanciamiento que asciende a $11,3 billones de pesos. La crisis colombiana
no es solo de tipo económico o social, también lo es desde la moral, la
corrupción esta al orden del día.
No podemos permitir continuar con
la patria de las dos Colombia: la
“Urbana” y la “Rural” o mejor…la Colombia dividida en clases sociales.
Esta es la razón, por la cual a los diálogos hay blindarlos de cualquier actitud aventurera,
hoy tendríamos que estar defendiéndolos con la movilización y la lucha popular…El
pueblo insta al gobierno a iniciar los diálogos sin más demora con el ELN.
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