lunes, 30 de julio de 2012

RESPUESTAS DE LAS FARC A LA CARTA DE LOS INDÍGENAS DEL NORTE DEL CAUCA.





ACIN: Carta a las Farc
Miranda, julio 15 de 2012
Señor
Timoleón Jiménez
Comandante de las FARC
Reciba un saludo de la Asociación de Cabildos Indígenas de Cxhab Wala Kiwe (norte del Cauca) ACIN. Le escribimos desde nuestra resistencia a la guerra, y desde nuestra voluntad indeclinable por la paz. 
La semana antepasada los indígenas del Cauca reanudamos las acciones de liberación y armonización de nuestros territorios, cumpliendo el mandato de la Junta Directiva del CRIC del 20 de julio de 2011, donde adoptamos la “Minga de resistencia por la autonomía y armonía territorial y por el cese de la guerra”. Las acciones de liberación y armonización iniciales consisten en el desmonte de las bases permanentes de todos los actores armados, el desmonte de las trincheras y cambuches de la fuerza pública y de la insurgencia, y la movilización masiva de comuneros y comuneras a los sitios de concentración de las guerrillas para impedir que hostiguen a la población de los municipios (sean ataques, retenes o actividades amenazantes). 
Los pueblos indígenas no le hemos declarado la guerra ni a la guerrilla ni al Estado. Por eso nuestra Minga se hace cuidando siempre a la comunidad, y cuidándonos siempre de no darle ventaja militar a ninguno de los actores armados como ordena el Derecho Internacional Humanitario. No vamos a agredir a nadie, pero utilizaremos la fuerza de nuestra comunidad reunida, de nuestra palabra y de nuestros derechos para recuperar nuestros territorios.  
Como hemos dicho siempre, y formalmente a ustedes desde la Declaración de Vitoncó, en 1985: No aceptamos sus fuerzas guerrilleras en nuestros territorios. No las queremos y no las necesitamos. 
No queremos la presencia guerrillera -ni de ningún ejército-- porque estos territorios son nuestros desde tiempos inmemoriales. Si hoy están dentro de la República de Colombia es porque desde la conquista española nos las han venido robando.  
No necesitamos su presencia porque la guerrilla no nos trae tranquilidad; ustedes atacan a la población civil; ustedes irrespetan nuestra autoridad y nuestra justicia. No ayudan a la autonomía: todo lo que tenemos en gobierno propio lo hemos hecho nosotros y nosotras. Los pueblos indigenas hemos dado pruebas de poder construir nuestros propios sistemas económico, educativo, judicial y de salud. La guerrilla no nos protegen de los atropellos de la fuerza pública; cuando llega el Ejército los guerrilleros se van y se cuidan entre ellos. Tampoco impiden que lleguen las transnacionales; para conseguir los recursos que sostengan su ejército, hacen acuerdos con ellas. 
Salgan de los territorios indígenas del Cauca. Aléjense de los sitios poblados y de vivienda. No ataquen más a la población civil. No realicen más ataques que con toda seguridad van a afectar a la población civil aunque pretendan atacar solo a la fuerza pública. No usen armas de efecto indiscriminado, como los llamados tatucos o las minas antipersonales. No se atrincheren en las casas. Díganle a los milicianos que no guarden armas ni explosivos en las viviendas de las familias.
Esperamos que las FARC cumplan voluntariamente con estas exigencias de las comunidades. De cualquier modo las Autoridades, la Guardia Indígena y las comunidades vamos a seguir liberando nuestros territorios de los actores armados, que desarmonizan a la Madre Tierra y nuestra vida. 
Hace 4 meses le escribimos para que nos hicieran claridad sobre la política militar de las FARC contra el CRIC, la ACIN y los Cabildos. Seguimos esperando su respuesta. También le propusimos en esa carta que avancemos en un diálogo humanitario sobre 4 puntos: No reclutar menores; no utilizar la violencia sexual contra las mujeres como arma política; no utilizar armas de efecto indiscriminado (tales como los tatucos y las minas antipersonales); y respetar la autonomía plena de los gobiernos y organizaciones indígenas. Estamos a la expectativa de que podamos dar ese debate que necesitamos los indígenas del Cauca y el país entero. 
Comandante Jiménez: 
Hay que terminar la guerra. Todos y todas la estamos perdiendo. Fue bueno que ustedes liberaran a los soldados y policías que tenían retenidos y que anunciaran el fin del secuestro económico, porque fueron hechos de paz. Pero hay que ser más audaces y más decididos. Cumplan las exigencias humanitarias que le estamos haciendo; es un camino básico hacia la paz. Decidan terminar la guerra y empezar ya una negociación política para terminar el conflicto; es imprescindible para construir la paz. Entiendan que Colombia es más, mucho más, que la guerrilla y el ejército, y que la paz debe ser una construcción de todos y todas las colombianas.
Cuenten con nosotros para la paz. Nunca para la guerra. 

RESPUESTA DE TIMOLEÓN JIMÉNEZ, A LA ASOCIACIÓN DE CABILDOS INDÍGENAS DEL CAUCA

Compañeros:
ASOCIACIÓN DE CABILDOS INDÍGENAS CXHAB WALA KIWE(DEL NORTE 
DEL CAUCA)
Montañas del departamento del Cauca.
Apreciados compatriotas:
cuidé de leer con sumo respeto y atención. Con la misma claridad y franqueza con que su Asociación expresa su pensamiento y propósitos, procedo a responder sus inquietudes en mi condición de Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP, organización que 
como ustedes conocen, nació en 1964 a la vida política colombiana como expresión de la resistencia popular a la guerra, y se acerca a cumplir cincuenta años de lucha indeclinable por la paz.
Que ustedes expresen con tanto fervor su anhelo por la paz, confirma nuestra convicción de que las grandes mayorías colombianas claman en las cuatro esquinas del país por ese 
preciado bien. La guerra civil colombiana no ha sido una decisión del pueblo de este país, 
sino una imposición de sus clases pudientes dominantes. Es natural que el pueblo que la 
sufre la rechace con ahínco. Nosotros somos los primeros. Por eso la combatimos en todas 
las formas posibles.
Es un hecho reconocido por numerosos estudiosos de la realidad colombiana, que la guerra 
en nuestro país responde a un modelo de acumulación de capital. El despojo de la 
propiedad rural y su concentración en cada vez más pocas manos, ha coincidido de manera 
asombrosa con las sucesivas agresiones contra las zonas agrarias por parte de las fuerzas 
oficiales y paraoficiales. Pretextos para ellas nunca han faltado. Las FARC no estamos 
integradas por soldados pagos ni conscriptos, sino por gente sencilla del pueblo de 
Colombia que se ha levantado a la resistencia. Campesinos, indígenas, negros y mestizos 
que decidimos enfrentar con las armas la agresión.
Es absolutamente cierto que el despojo contra los indígenas americanos lleva más de cinco 
siglos. Razón de más para luchar por su justa reivindicación. Compartimos completamente 
todas las aspiraciones de las comunidades indígenas y de hecho las estamos apoyando al 
riesgo de nuestra propia vida. Pero la fuerza de los hechos históricos impone también que 
los indígenas no son las únicas comunidades violentadas y perseguidas en Colombia.
A veces parece desprenderse de sus sinceras alegaciones, que las comunidades indígenas 
sólo miran por ellas mismas, desconociendo la suerte de los demás desposeídos y 
perseguidos de Colombia, que suman por lo menos treinta millones de compatriotas. El grave conflicto colombiano no puede ser solucionado sólo para las comunidades indígenas, 
simplemente porque ustedes hacen parte de Colombia, habitan en territorios codiciados por los mismos terratenientes e inversionistas que despojan a colonos, mineros, trabajadores y demás sectores explotados.
Con todo el respeto y la consideración  que merecen, me permito expresarles que no es 
aislándose del resto de colombianos que claman fervientemente por la paz y la justicia 
social, como van a lograr conquistar sus viejos anhelos. El Ejército colombiano no sólo 
ocupa resguardos indígenas, sino que cumple su labor predadora por todo el territorio 
nacional. Su misión es prestar seguridad a inversionistas, empresarios y terratenientes 
nacionales o del extranjero, al precio de aplastar cualquier oposición al modelo de saqueo y empobrecimiento que defienden.
Nosotros no sólo creemos que el Ejército debe salir de las comunidades indígenas, sino de 
todo el campo colombiano. Su misión natural es guarnecer las fronteras en defensa de la 
soberanía nacional, pero las clases dominantes lo han convertido en una máquina al servicio de poderosos intereses extranjeros, dirigida directamente por generales norteamericanos.
El reconocimiento de la autonomía y la autoridad de las comunidades indígenas no nos 
hace ciegos ante la suma de intereses que llegan a ellas. Si los conquistadores españoles se 
valieron de la Iglesia, los halagos personales y hasta de la corrupción de muchos caciques 
como mecanismos de avanzada para su presencia expoliadora, sabemos que igual sucede 
hoy con diversas organizaciones de rostro humanitario, benefactor o clientelista. 
Fenómenos así minan la credibilidad de muchos liderazgos en la propia base indígena y 
descomponen su organización.
Sentimos sincero respeto por su oposición al empleo de la violencia como mecanismo de 
lucha. En una humanidad civilizada, ajena a los intereses de clase, seguramente que tal 
pretensión será generalizada. Por eso luchamos. Pero no es menos cierto que las realidades de Colombia, gobernada secularmente por una casta violenta y agresora, terminaron por 
producir la respuesta digna de los de abajo. Y esa también es una forma respetable de lucha, que no puede ser condenada por principio sin  borrar de un plumazo la historia y rozar los límites de la utopía.
Como se infiere de su aspiración de poder desarrollar un proyecto de vida, sin que cambien 
las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales que dominan el resto del país. 
El problema de ustedes no puede ser examinado a la simple luz de la no presencia del 
Ejército o la guerrilla en los resguardos, porque como dice Santos, el Ejército jamás va a 
abandonar sus bases. Porque su presencia encarna un modelo de dominación nacional, 
continental, de aspiraciones mundiales. Lo que hay que derrotar es ese modelo, y para ello 
hay que comenzar por el cambio del régimen.
Esa es nuestra lucha y la de millones de colombianos que estamos seguros los apoyan en 
este momento, los cuales verían fortalecidas sus aspiraciones si ustedes también apoyaran 
sus reivindicaciones. El asunto en la hora es unir fuerzas, no separarlas.Las guerras son cruentas, más las que enfrentan a los pueblos con regímenes terroristas al 
servicio de potencias imperiales. Toda la maquinaria militar, económica, ideológica y 
política es puesta en juego por estos últimos en aras de su victoria. Ella incluye la 
propaganda negra, los infundios y provocaciones más groseras. Nosotros más que nadie 
somos víctimas de todo eso junto.
Si a nuestra gente llegan muchachos indígenas sanos, desesperados por la miseria en que 
crecieron, ansiosos por luchar para mejorar la suerte de su pueblo, no los rechazamos. No 
podemos, así es la lucha. Igual sucede con campesinos, mineros, obreros, estudiantes y toda la juventud colombiana que decide unirse a la lucha. Las normas del Derecho Humanitario que ustedes citan prohíben ubicar bases y cuarteles de guerra en medio de la población. 
Nosotros jamás lo hacemos, ustedes saben que la tropa sí, y de manera permanente y 
dolosa.
Ustedes exigen que no empleemos nuestras armas con riesgo para la población civil. 
Nosotros somos población civil a la que la violencia estatal y paramilitar obligó a alzarse. 
Jamás podríamos tener en la mente la idea de afectar gente inocente. En eso compartimos 
por completo su reclamo con plena disposición a evitar que ocurra. ¿Pero qué hacer con las fuerzas terroristas de ocupación? Consideramos válidos y legítimos los heroicos esfuerzos que ustedes cumplen hoy.
Si en Colombia cesan las operaciones militares, los bombardeos y ametrallamientos, los 
desplazamientos forzados, el despojo de la tierra, los crímenes contra el pueblo y 
la impunidad, con toda seguridad que no tendrá sentido la existencia de las guerrillas. Si el 
Ejército, la Policía y los paramilitares salen del Cauca, si termina su guerra contra 
indígenas, campesinos, mineros y pueblo en general, nosotros no tendremos problemas para salir también.
En toda Colombia crece un ruidoso clamor por la paz. Por una salida política a la 
confrontación. Esa ha sido entre todas la más vieja de nuestras banderas. Es el régimen el 
que jamás se ha aprestado a poner fin a su predilección por la violencia. Es a él al que hay 
que obligar a abrir un diálogo. Ustedes, que hoy más que nunca sufren el estilo 
característico de responder en Colombia a las aspiraciones de paz, son bienvenidos sin duda al trabajo por ella. Con su presencia combativa estaremos mucho más cerca de ella.
Reciban todos mi afectuoso abrazo, que es el de todas las FARC-EP, el de todo el pueblo 
colombiano que los admira, aplaude y respalda.
Timoleón Jiménez,
Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, 20 de Julio de 2012.

sábado, 14 de julio de 2012

CONFLICTO EN CAUCA


Semana.com

Avión súper tucano no fue derribado por las FARC: Santos

El mandatario dijo que así lo indican los informes de los técnicos de la Fuerza Aérea que llegaron a la zona del accidente. Rechazó la actitud de quienes respaldaron la versión de las FARC, la cual atribuía la caída del avión a un ataque guerrillero. ''¡Qué actitud tan antipatriótica!'', insistió.
Este domingo, en el comienzo del Acuerdo para la prosperidad de este sábado, celebrado en Barranquilla, el mandatario Juan Manuel Santos aseguró que el avión súper tucano de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) que se accidentó el pasado jueves, no fue derribado por la guerrilla de las FARC.

El mandatario se apoyó en la información entregada por los técnicos de la Fuerza Aérea que se encuentran en el lugar del siniestro.

“En lo que han revisado hasta ahora, ese avión no fue impactado por ninguna ametralladora punto 50, y mucho menos por un misil, porque ya algunos están diciendo que se permitió que la guerrilla adquiriera misiles. No, ahí no hay ningún indicio de ninguna naturaleza que este avión haya sido derribado por un misil”, explicó Santos al insistir que, según los investigadores, no existe "ningún indicio" de que la caída del avión haya sido causada por las FARC.
"No hay ningún indicio, de ninguna naturaleza, de que este avión haya sido impactado por un misil", reiteró el mandatario en su intervención en el coliseo del Colegio San Jorge.

Santos explicó que cuando los aviones son impactados por un misil, generalmente explotan y las piezas se esparcen por el territorio. “Este avión estaba completico en el sitio donde se estrelló”, recordó.

El jefe de Estado también aclaró que otra evidencia de que el avión no fue derribado es el dictamen del Instituto de Medicina Legal sobre las causas del fallecimiento de los pilotos.

“Medicina Legal revisó los cuerpos del oficial y el suboficial y constató que esos cuerpos no tienen ninguna herida de bala, que murieron por los golpes que recibieron, el trauma que recibieron cuando se accidentó el avión”, indicó Santos.

El rechazo a la versión de las FARC
Así mismo, el presidente rechazó la versión que difundió la guerrilla sobre las causas del accidente.

''¡Qué actitud tan antipatriótica la de algunos que quieren aprovechar estas circunstancias para pescar en río revuelto!'', cuestionó.

Luego, el mandatario anunció que las investigaciones continuarán para determinar con exactitud las causas del accidente.

El no a la desmilitarización
El presidente agregó que las Fuerzas Militares tienen la orden de ejercer toda la presión contra la guerrilla y no bajar la guardia.

"Solamente" cuando encuentre que "hay condiciones necesarias y convenientes para pensar en comenzar un proceso de paz, se lo diré al país y procederé", agregó Santos, quien reiteró que “no hay la más mínima posibilidad que este presidente ordene el despeje de un centímetro de nuestro territorio”.

"Fuimos muy claros con los colombianos de que no existe la posibilidad de que este presidente haga un despeje", subrayó.

Finalmente, el mandatario rindió un homenaje a la memoria de los dos pilotos de la FAC que perdieron la vida en el accidente aéreo.

“A esos héroes que ofrecen la vida por nosotros no los podemos olvidar, tenemos que darles un apoyo irrestricto. Y sé que lo tienen porque lo siento a lo largo y ancho del país. Las fuerzas tienen el apoyo de todo el país”, concluyó.
Semana.com

"Padrecito, tengo miedo, esto está muy berraco": teniente Serrano

El papá del oficial que comandaba el Súper Tucano que cayó en Cauca habló sobre la última conversación que tuvo con su hijo antes del siniestro aéreo.
Como si fuera una premonición, el teniente Andrés Gustavo Serrano Lemus le habló a su padre, Gustavo Serrano, sobre la complicada situación de orden público de Cauca. Fue la última conversación que tuvieron antes de que el avión Súper Tucano que el teniente piloteaba se viniera a tierra.

"Me dijo que eso estaba muy caliente, que les estaban disparando ráfagas por todos lados y fue la primera vez que me dijo 'padrecito, tengo miedo", dijo Gustavo Serrano a Caracol Noticias.
En medio del dolor que lo embarga, don Gustavo también le envió un mensaje al presidente Juan Manuel Santos pidiéndole que acceda al diálogo con los grupos al margen de la ley para darle una salida al conflicto que le arrebató la vida de su hijo.

"Le pido al presidente (Santos) que sea humano. Él también tiene hijos, que ponga de su parte para arreglar este conflicto. Yo pienso que esto no es con balas, que esto es con diálogo y él puede hacerlo. Que tenga consideración con estos padres que estamos destrozados. Que así como yo, hay muchos", sostuvo el adolorido padre con su voz entrecortada.

Es de recordar, que Serrano Lemus, nacido en Bogotá hace 29 años, tenía en su hoja de vida 1.173 horas de vuelo algunas de las cuales desencadenaron grandes golpes contra la guerrilla.

Él, además de piloto, era comandante del Escuadrón Técnico del Grupo de Educación Aeronáutica. Entre sus condecoraciones estaba la orden al mérito 'Coronel Guillermo Fergusson', así como varias imposiciones ya que se destacó como deportista al interior de la FAC.

Su base permanente estaba en Malambo, Atlántico, de la que había salido para atender la situación en el Cauca. Viajó en compañía del suboficial Óscar Castillo, un tolimense que también murió en el siniestro.

Los dos cuerpos de los uniformados ya se encuentran en la sede del Instituto de Medicina Legal en Bogotá donde se les practican las respectivas necropsias donde se conocerán las verdaderas causas de los decesos. 

Revuelta indígena en el Cáuca contra la guerra y el militarismo santista

En los 8 municipios del norte del Departamento del Cáuca, donde viven 1 millón trescientos mil colombianos, hay una revuelta de 200 mil indigenas nasas/paeces (Nasa yuwe) y guambianos(Misak), contra la guerra y el militarismo gubernamental de la administración de Juan Manuel Santos. 

Las localidades de Miranda. Toribio, Jambaló, Caloto, Tacueyó, Suarez, son escenario de la más cruel confrontación bélica, expresión de la guerra civil prolongada que vive la nación colombiana desde hace más de 50 años, originada en la forma violenta como se ejerce el poder político por parte de la oligarquía terrateniente, burocrática, subalterna del imperialismo norteamericano. 

No pasa día sin que la guerra y el accionar de muerte de la tropa estatal no se deje sentir causando muertos, heridos, mutilados y desaparecidos, en su gran mayoría indígenas. El caso más reciente es el asesinato por la tropa santista de Gustavo Londoño, líder de las Reservas Campesinas cáucanas y de la recién constituida Marcha Patriótica, de la que ya han sido acribillados varios de sus integrantes por la policía disfrazada de Águilas Negras y por el ejército encubierto de neoparamilitarismo. 

Frente a la problemática del Cáuca, al gobierno central, lo único que se le ha ocurrido hasta el momento, es acelerar la militarización y los sistemas de control policial y judicial. Batallones de alta montaña, retenes, detenciones en masa y sin pruebas, asesinatos, desapraciones y torturas son las medidas recurrentes de los funcionarios, los políticos oficialistas y los generales. Recientemente se dio una captura masiva de indígenas, quienes se encuentran recluidos en condiciones degradantes en los calabozos de la Tercera Brigada de Cali, en flagrante violación de todas las normas penales y procesales de garantías. 

En la región, la inversión social es nula, la atención a los derechos humanos es inexistentes, el respeto por las libertades políticas se desconoce y los medios de comunicación de todo orden, son utilizados para mentir y engañar, para encubrir la realidad y evadir las obligaciones estatales. 

Recientemente, se instaló un sofisticado batallón en la vereda Calandaima del municipio de Mirando, hecho que provocó la inmediata protesta y movilización de los indigenas. Miles de amerindios nasa y paeces se han desplazado hasta dicho artefacto bélico para exigir la suspensión inmediata. La respuesta del militarismo santista ha sido grotesca y provocadora: insultos, atropellos, maltratos para los aborígenes que han debido trasladarse hacia los centros urbanos para exigir soluciones de paz y convivencia en la zona. 

En suma, la grave situación del Norte del Cáuca pone en evidencia la mentira de la aclimatada "paz santouribista" y la necesidad de buscar prontamente una solución política negociada a la guerra civil colombiana, tal como lo demanda la revuelta indígena nasa/paez que está en curso. Revuelta que requiere hoy con más urgencia la solidaridad y el apoyo de los trabajadores, de las organizaciones populares y de todas las expresiones democraticas y revolucionarias de la sociedad colombiana y global.
No se solucionan los problemas de Toribío y del Cauca con la visita del presidente, las ráfagas y las explosiones no cesan en el territorio.





Comunidades indígenas del Cauca dan ultimátum a los actores armados
Ráfagas y explosiones dieron la bienvenida al presidente Santos y sus ministros en su llegada al municipio de Toribio este miércoles, 11 de julio, mientras el sector del casco urbano de este municipio estaba totalmente militarizado. A un kilómetro del cordón militar estaban los retenes de la guerrilla, a lo largo de toda la vía. Esto muestra que el control de Toribío y de la zona norte está lejos de estar en manos de la fuerza pública, como lo manifiesta el presidente a través de los medios.

El presidente Santos arribó a Toribío a presidir un Consejo de Ministros. A su entrada al casco urbano, la comunidad de los diferentes lugares del municipio de Toribío y de la zona norte del Cauca le manifestaron a través de consignas y gritos su desacuerdo frente a la política de guerra que desde su gobierno ha continuado en los territorios del Cauca. “¡No queremos más bombas, no más tiros, no más muerte!”, “¡fuera del territorio todos los grupos armados!”, “¡cobarde, mentiroso, escuche al pueblo!”, fueron las consignas de bienvenida expresadas al presidente y sus ministros por las comunidades reunidas en Toribío.

Ante este panorama, las autoridades indígenas, los lideres, la comunidad de Toribío, la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca - ACIN y el Consejo Regional Indígena del Cauca - CRIC, en ejercicio de la autonomía territorial como autoridades tradicionales ratificaron la continuidad de la asamblea permanente y las acciones de hecho, en exigencia al respeto por la vida y el territorio indígena, campesino y afro del Cauca. Como la visita del presidente no es para hablar con el pueblo, ni para escuchar nuestras exigencias, nosotros vamos a seguir nuestros principios ancestrales de autonomía y dignidad. “Seguimos exigiendo respeto a los actores armados que están generando desarmonía y muerte en nuestro territorio”, manifestó Feliciano Valencia de la ACIN, “El problema de fondo que estamos viviendo en el territorio no se soluciona charlando con el presidente” puntualizó.
Tras esta decisión, las autoridades indígenas, la guardia indígena y la comunidad presentes en Toribío salieron hacia el cerro de Berlín, donde están ubicadas las torres de telefonía celular, las cuales custodia el ejército nacional y con su estadía en este lugar han generado contaminación y otros graves daños ambientales. Al llegar a la torre, las autoridades indígenas y la comunidad le dieron media hora a la fuerza pública para salir de este sitio. Entre tanto, otro grupo de autoridades y de comunidad se desplazaron hacia otro lugar del territorio en busca de los comandantes de las FARC a quienes les hicieron la misma exigencia y les ordenaron levantar los retenes.

Al terminar el Consejo de Ministros, el presidente Santos habló de las acciones a realizar en el municipio de Toribío y en la zona norte. Mencionó que frente al tema del conflicto, la decisión es ‘acabar con la guerra por las buenas y por las malas’. Enfatizó claramente que no acepta la exigencia de las autoridades indígenas frente a la desmilitarización del territorio, “No vamos a desmilitarizar un centímetro del territorio colombiano”. La fuerza pública dice que defiende a los colombianos, pero los indígenas, afros y campesinos del norte del Cauca también son colombianos. En el norte del Cauca es donde más militares hay pero van a llegar más. “Aquí está la fuerza pública para protegerlos y aquí se van a quedar, la fuerza pública seguirá presente en el Cauca y todo el país, esa es la orden”, afirmó el presidente.

De igual manera mencionó que se viene planeando la implementación de muchos proyectos para el Cauca a través del ‘Plan Cauca’, vías, alcantarillados acueductos, salud, Familias en Acción, infraestructura , proyectos productivos y viviendas rurales, al mismo tiempo anunció el aumento de afiliados a familias en el Cauca y el nuevo programa de ‘Jóvenes en Acción’. A cambio de muerte y destrucción el presidente ofrece migajas, casas que seguramente no habrá quien las habite, puentes y vías para extraer los recursos del territorio, proyectos asistencialistas para generar división en la comunidad y los procesos organizativos.


Frente a los anuncios del presidente Santos, el gobernador indígena de Toribío manifestó que las comunidades y autoridades indígenas se declaran en asamblea permanente y que continuarán con las acciones de armonización territorial en toda la zona. Las comunidades que se dirigieron hacia la torre empezaron a desmantelar las garitas del ejército y a tapar las trincheras. La comisión que fue a buscar a la guerrilla decomisó varios artefactos explosivos y procedieron a destruirlos.

No se solucionan los problemas de Toribío y del Cauca con la visita del presidente, las ráfagas y las explosiones no cesan en el territorio.

En estos momentos se intensificaron los hostigamientos en Jambaló, Corinto y Toribio. Damos una alerta a todas y todos para que estén pendientes de las actividades que están realizando las comunidades del norte del Cauca de Control Territorial, porque enfrentarse a la guerrilla, a la fuerza pública, a las políticas del gobierno y a las multinacionales no es tan fácil.

“Escuchamos combates muy fuertes... El coordinador de la guardia indígena de Miranda quedó herido”: Todd Howland
Ayer, viernes 13 de julio, Todd Howland, Representante en Colombia de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y un equipo de su Oficina visitó a las comunidades indígenas que se tuvieron que desplazar por causa del conflicto a Monte Redondo, municipio de Miranda, en el departamento del Cauca, y se reunió también con representantes de los campesinos en el Cerro de las Tres Cruces de Calandaina, en el mismo municipio.
En estos lugares escuchó a las víctimas y de primera mano conoció los padecimientos que están enfrentando por causa del conflicto armado, que llega hasta sus casas, impidiendo que los niños y las niñas asistan a la escuela, y que los pobladores puedan tener una vida normal. También pudo palpar sus necesidades inmediatas para sobrevivir.
“Hay muchos indígenas y campesinos en este área con parcelas pequeñas. Es como tener un guerra un su patio trasero. Muchos en Bogotá y en otras ciudades piensan que este conflicto solo existe en las montañas. Pero la verdad es que donde está el conflicto hay muchas personas que viven, trabajan, van a la escuela y tienen su hogar allí. Estos colombianos están afectados gravemente, y no les funciona vivir así, pues no sólo pierden sus bienes y sus oportunidades, sino muchas veces su vida, solo por vivir en su región. La frustración de estas personas es clara y bien fundada”, dijo el Representante.
“Durante casi toda la misión –añadió- escuché disparos y explosiones. Salí de la zona por un camino diferente al que entré. Sé que el coordinador de la guardia indígena de Miranda, Camilo Tarquinas, quien nos acompañó en varios de estos lugares, al salir de la zona fue herido en su pierna izquierda, y se encuentra en el hospital. Quiero expresar a los pueblos indígenas, a las comunidades campesinas y a las autoridades mi interés por apoyar que haya una solución a estos graves hechos. Condeno de manera enérgica estos ataques que afectan a los civiles”.
“Aunque ni mi equipo ni yo sufrimos heridas, si fuimos testigos de lo que le está sucediendo a la gente en esta región país. Y es realmente difícil y muy triste ver lo que padecen estos colombianos”, finalizó el Representante.
Howland insistió en la recomendación de la Alta Comisionada Navi Pillay a Colombia de buscar una solución negociada al conflicto, y reiteró la exigencia a los actores armados de respeto absoluto a los civiles, y su obligación de evitar combates en áreas pobladas.
FUENTE:
Agencia Prensa Rural

Colombia: Defensoría del Pueblo advierte sobre delicada situación humanitaria en Cauca

De acuerdo con el ente gubernamental, los habitantes de la región son víctimas del fuego cruzado originado por los enfrentamientos entre el Ejército y las FARC, y que han causado en los últimos días "muerte, desplazamientos de grupos de pobladores, daños a viviendas, a instituciones públicas y a la infraestructura de comunicaciones en la zona".
La Defensoría del Pueblo colombiana advirtió este viernes en Bogotá que los pobladores de la región del Cauca (oeste), están atravesando por "una delicada situación humanitaria" luego de los enfrentamientos entre el Ejército y las  Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cololmbia (FARC).
De acuerdo al ente gubernamental, los habitantes de la región son víctimas del fuego cruzado originado durante la situación de confrontación de los últimos días. Una comisión de observadores acudió a Caloto, Jambaló, Toribío, Miranda y otros municipios caucanos para constatar lo que ocurre en la zona, donde se mantienen las acciones de las FARC y las fuerzas de seguridad.
El informe que presentaron evidencia que el conflicto en el Cauca ha originado "muerte, desplazamientos de grupos de pobladores, daños a viviendas, a instituciones públicas y a la infraestructura de comunicaciones".
El grupo de la Defensoría del Pueblo estuvo acompañado también por la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acín) y el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric). La Acín está conformada por la etnia de la zona que el pasado 8 de junio se declaró en "resistencia permanente", para pedir que se respete la autonomía que la Constitución le da a este grupo social.
Por estos hechos, el defensor del Pueblo, Volmar Pérez, pidió el pasado lunes que se agilizará la ayuda humanitaria a los pobladores de la zona, luego de los enfrentamientos del pasado fin de semana que ocasionaron daños a unas 40 viviendas y el desplazamiento de unas 600 familias.
Pérez señaló que convertir a la población civil en blanco de las acciones violentas de parte de grupos al margen de la ley, representa una grave infracción al Derecho Internacional Humanitario (DIH).
teleSUR - EFE - EL Espectador / gp -PR